La inseminación intrauterina es uno de los tratamientos de baja complejidad que se puede utilizar para tratar la infertilidad y es el punto de partida para muchas personas y parejas que tienen dificultades para concebir por sí mismas.
Los tratamientos de fertilidad de baja complejidad como la inseminación intrauterina tienen como objetivo desarrollar de uno a cuatro óvulos, y la fertilización se lleva a cabo dentro del cuerpo de la paciente en lugar de en el laboratorio.
Se realiza un seguimiento de la ovulación de la futura madre para determinar el mejor momento para realizar el procedimiento. Cuando se programa la inseminación intrauterina, insertamos un catéter a través del cuello uterino e introducimos el esperma previamente capacitado a través de ese catéter. Generalmente, no hay dolor durante este proceso, y tiene una duración de 10 a 15 min.
Posteriormente tenemos un periodo de espera (beta-espera) de 10-14 días en el que se programa la prueba de embarazo. Para confirmar la prueba de embarazo positiva, se agenda un ultrasonido obstétrico dos semanas después de la prueba de embarazo. En esta visita confirmaremos la implantación del ó de los embriones y el la frecuencia cardiaca fetal.
Las probabilidades de éxito dependen de varios factores, pero, en general, oscilan entre 20 y 25 % por intento, la cual puede ser mayor o menor en cada caso en particular dependiendo del diagnóstico de infertilidad de cada paciente.
Es necesario que el especialista haga una valoración de la pareja para determinar si son candidatos a este tratamiento y cuáles son sus probabilidades de éxito.